Un proceso de digitalización está abocado al fracaso si no se logra que los empleados se involucren. El proceso de digitalización es un proceso inherente a un cambio cultural, que pasa por lo tecnológico, sí, pero sin olvidar a las PERSONAS: consumidores, empleados y ciudadanos, auténtico motor del cambio. Los hábitos de todos ellos han cambiado gracias a la tecnología y en lugar de verlos como barrera, debemos pensar que son agentes facilitadores a la hora de orientar un negocio hacia lo digital.
Y es que la verdadera Transformación Digital empieza en el interior de la empresa, implicando a todos los empleados. Parece sencillo pero… ¿cómo llevarlo a cabo?
Si tenemos profesionales motivados con un objetivo común y los procesos claros, es más fácil adoptar nuevas tecnologías que permitan conocer mejor a los clientes, generar información relevante y evolucionar hacia nuevos modelos de relación con el cliente. No debemos olvidar tampoco que de media los empleados ya disponen de mejor tecnología en en casa que en su lugar de trabajo. Un trabajador es más productivo cuando se encuentra a gusto en su entorno laboral, pero también cuando cuenta con herramientas adaptadas a su puesto y su formación. En este sentido, el uso de dispositivos antiguos puede causar frustración entre los más jóvenes, acostumbrados a un trabajo más fluido, colaborativo, a dispositivos rápidos y a una velocidad de red que les permita la multitarea. Se trata de adaptar la empresa al talento y no al revés.
Si tenemos profesionales motivados con el proceso de digitalización, es más fácil adoptar nuevas tecnologías. Éstas, permitan conocer mejor a los clientes, generar información relevante y evolucionar hacia nuevos modelos de relación con el cliente.
Sí, la era digital ha dado el poder a los clientes, cada vez más informados y exigentes con lo que se le ofrece antes de compra. Pero, ¿qué repercusión tiene una persona que quizá nunca compre mis productos/servicios? En este sentido, los ciudadanos ya eligen antes que a otras a las empresas que crean un valor compartido con la sociedad, especialmente a aquellas que con sus productos y servicios ayudan a transformar el mundo a través de la Innovación. ¿Está la tuya entre ellas?
Conclusión del proceso de digitalización
- Fijar un punto de partida centrado en todos los departamentos de la empresa. Sólo así, conoceremos el funcionamiento de la organización hacia fuera (clientes, proveedores, y la sociedad en su conjunto) y hacia dentro (empleados, socios, etc.). Una vez tengamos todo esto, seremos capaces de saber qué podrían aportar los avances tecnológicos en cada uno de los sectores clave de la empresa.
- Definir una hoja de ruta con estrategias en el corto, medio y largo plazo que enganche a clientes y ciudadanos.
- Establecer el proceso de digitalización como una prioridad invirtiendo recursos y tiempo para ello. Además, el posible éxito dependerá de la implicación activa de la Dirección para asignar dichos recursos, movilizar al personal y crear una cultura común y colectiva.
- Fomentar una cultura del cambio colectiva a través de formación para adquirir competencias, intercambio de experiencias…
- Desarrollar un liderazgo entre los empleados para que desaparezca la resistencia al cambio. Así, la Transformación Digital se apoyará en los empleados “más aventajados” para que éstos generen un efecto multiplicador en el resto de trabajadores.
- Conocer el alcance del proceso de digitalización para cada puesto y premiar la participación. El acompañamiento, la motivación y el interés manifiesto que pueda generar la Dirección para la transformación de cada puesto es sumamente importante. Además, podría incluirse también algún sistema de premios o elementos motivadores.
Comienza el proceso de Transformación Digital